Hushpuppy
Hushpuppy se levanta por la mañana, acunado por la suave brisa de principios de otoño. Las hojas color atardecer le sirven de cama, y de lienzo sobre el que pintar cartas y cuentos, y el mundo luminoso que se encuentra más allá del mar. Allí vive su hermana, que lo sabe todo sobre las plantas y sobre los animales. En la isla no viven otras personas, pero Hushpuppy no se siente solo. Papá y Mamá viven con su hermana, al otro lado del mar, y cada día le envían el amanecer, y el sol que calienta su pequeño cuerpo. No hay día en que el mar no traiga una cesta cargada de comida, aderezada con la salsa especial de Papá, con cilantro, amor y canciones de Mamá: así oye su voz, clara y suave, como el aire veraniego que sopla todos los días en la isla. Hay tanta comida en la cesta que los cachorritos que viven con él se arremolinan a su alrededor, en una caterva desordenada de pelo suave y patitas. Hushpuppy les lanza comida, que ellos cazan al vuelo, mientras les dice: “callad, cachorritos